martes, 24 de febrero de 2009

Cosmologia

Como pensar los mundos subalternos estando ya en las profundidades, y como se pasa tan fácilmente del uno al otro, són cosas que deberías preguntarselo mejor a él... Él, que nos observa desde la celda en la que lo hemos situado pendiendo sobre el vacío, fijo sobre un lugar, narrando los acontecimientos de un mundo que no es más que el mundo que vivimos y, no obstante, es mucho más: és todo lo que dice mientras se mantenga en silencio, y se ahogan sus manos sobre el pezcuezo de dias transcurridos por y entre sí, descritos a la perfección por el suave murmullo del callar de las palabras, mientras estas lo rodean, ahogadamente, lo cercan y caen bajo el abismo del sentido, perdiendo, ya, todo valor, toda su posibilidad de verdad, ante lo ojos del oyente que entiende lo que dicen.
Y los gritos de los condenados se esparcen hasta las grutas de la comprensión: Si se las pudiera entender, sus palabras, tal vez cabría la possibilidad de que fueramos igual, uno más: otro uqe habla como las luces de la mañana y la huida del Sol al despertar, cuando, en la ciudad, las luces abandonan sus multiples naceres y se aúnan, siendo todas ellas una sola, en el cielo.
Y pende desde su celda, él, haciendolo todo posible y comprensible, narrador insaciable de la sangre del mundo -mientrea las guadañas oxidadas de los almacenes pintan cascadas de vida en las manos del desconocido que no lo escuchca contarle-, perdido, asfixiado por su propia seguridad de ser inseguro, y se habla, se comprende, y sabe qué callar cuando le pregunten por los frutos de los dias, pues ve caer la arena que llenará, algún día, los muros de la ciudad cuando, como la luz, el vivir se segregue, del cielo a la tierra, sobre los epicentros establecidos, previamente, sobre la faz de la ciudad, multiples vidas de multiples puntos preestablecidos, desunidos y vinculados, comunidad de los sordos y los libres en la tozudez estable de ser solo uno mismo.