martes, 26 de mayo de 2009

Re(¿cuerdo?)

Azules tintes perdidos dibujan sobre tus manos los días que transcurrieron sobre el arcén. Recobrar, ahora, lo inmediato, sería alcanzar-te ante ti, sobre ti, dislocada.

El tiempo desenvuelve el origen sobre los entumecidos cuerpos que no fueron más que sucesos. ¿Ahogas tu llanto? Tus labios se desdibujan sobre las leves pérdidas de orina que, en la noche, se deslizan furtivamente ante el espejo.

Los días pasa. Los días pasan; pasan y dejan sobre lo que pasan como marcha el que da. No hagas caso de las palabras que envuelven el habla. El tiempo desenvuelve el origen y nada podrá reunirlo sobre las tierras etéreas del pasar.

Ahora escucha: el hecho de que un gato pierda una pierna no le obliga a caminar sobre cuatro patas por ser su raíz, ni requiere descender lo descendido alcanzar lo más alto. El suelo, entonces, se desdibuja y se sienta sobre su propio suelo, que, a su vez, reposa. Nada hay más doloroso que la jerga mal curada. Ahora:

Detrás de los abedules los jardines permiten caer más allá de sus días como quien cae sobre las oscuras mesas que anidaron tu balcón, balanceándose en las glorietas que no anduvieron nunca sobre al mar, los escarabajos descubren que cada día alguien los recibe con líquidos de bienvenida allá donde no alcanzan las nubes tu sonreír. Las cuatro paredes en las que te ciernes olvidan la puerta abierta.

No queda nada… tan siquiera ella se ofreció a socorrerte. Sólo los humos de los cigarrillos podría dibujar lo pasado.