miércoles, 16 de enero de 2013

Sin camino

Bajo los pies del silencio transcurre nuestro proseguir hacia un ser indeterminado. Las luces que circundan nuestros pasos nos llevan a querer ver más allá de nuestro estarnos siendo, aquí, presentes, entre el gozo del irnos conociendo.
Y el peligro de no ser, el temor al vacío en el próximo avance hacia la oscuridad que envuelve nuestro iluminarnos los pasos, nos exige exigir más luz al camino: más luz al futuro. Levantar todas las indeterminaciones que nos envuelven, ser capaces de ver en el porvenir lo que vendrá cómo si ya hubiera venido. Y aún creemos que es imposible pensar lo imposible... Vivimos pensándolo constantemente: Ya no movemos el mundo, con nuestra palanca: ¡movemos esu fundamento! A voluntad, alteramos la posición del fundamento; nos proponemos un nuevo suelo a cada paso. Y sentimos temblar bajo nuestros pies la ausencia de posibles cambios imprevistos.
Desespera nuestro querer ser ante la imposibilidad de manifestarse ante nosotros, ante los demás, y se revela en esta imposibilidad de ser mientras esta siendo, y nos exige su realización, y en su exigirnos desde sí persiste en movilizar el punto de apoyo, persiste en este exigir luz, ¡más luz!, para poder devenir lo que se es.
¿Pero es acaso lo que se es lo que se quiere ser? Nadie responde, Nadie se detiene y nos contempla en este desesperarnos entre todos, Nadie se ríe, Nadie dice: "Nada, sólo ser nada os puede dejar ser".

viernes, 11 de enero de 2013

Nadie dice nada

Nadie escucha atentamente... Al pensar, Nadie se dice por su nombre; se observa y comprende que Nadie no tiene nada que decir... y calla.
Entiende que es este no tener nada que decir lo que sitúa a cada individuo ante la necesidad de hablar sin decir nada, tratando, así, de disimular la vacuidad que lo llena. Sabe que esta necesidad de hablar hace que no puedan escucharse no decir nada; nada no es algo fácil de decir.
Nadie escucha atentamente, se sonríe y calla; Nadie dirá nada, entonces. Quedará en silencio.