viernes, 7 de diciembre de 2012

Pedir

Como las hojas secas se esparcen cual sepultado monje por el suelo dispuesto -sombra de sombras humillada por su humildad- a ser pisado o compadecido a merced del paseante que sobre sí transcurre, yace él arrán, arrán del suelo.
Entregose todo a la vida no haciendo nada que ella no le diera a hacer; olvidose, perdiéndose, por amor a la vida, en la vida.
Fue así como él -pasión de pasiones, pasividad absoluta, pendiente siempre del actuar de los demás- olvido la acción, olvido hacer vida y permaneció entregado a aquello que solo puede entregarse.