jueves, 8 de octubre de 2009

Despertar

Palidas, sus manos,
recorren
los tramos estrechos
del porvenir.

Olvida ahora
los sueños,
las horas, los días
y el subsistir.

Contra todo esto
no hay nada,
ahora, nada más.

Y el verdeazular de tus ojos descubre
sobre las facciones revueltas
un breve espacio en el que
uno queda ya más tiempo
y permaneces en él
hasta que te sientes expulsada
por el vaivén del mar;
recuerda qu eno ers sueño, ahora.
¡Recuerdalo!

Mientras el grito
reprime
sentidos perdidos
en el decir

de los otros.
Algunos,
alguién te vive,
quieren dormir.

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