martes, 13 de noviembre de 2012

Una escena cotidiana


El día muestra las miserias que la noche esconde. En la plaza, una madera golpea las piedras enmohecidas del hambre y deshace las sombras que su perseverancia trazaba sobre el puro blanquear del Sól. ¿Quién no quiere ver en la ciudad la copula secreta de dos mantas que envuelven la muerte? Y el orgullo desciende sobre los adoquines de la espera; protege al que esta protegido y hunde al hundido.

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