domingo, 8 de junio de 2008

Purificación

Tras escuchar sus palabras, le quedaron apenas fuerzas para cerrar lentamente los ojos mientras sus muslos dormían sobre la butaca de aquel viejo bar.
Entonces, ya dentro de sus ojos, una mano le acariciaba la piel mientras se entregaba a la delicadeza de la noche pasada.
No podía comprender lo que escuchaba y su cabeza se repetía, como una desfasada predicción, que sabía que sucedería lo ocurrido.
Comprendió que, ahora, todo cambiaba; que, no siendo ya todo como era antes, todo seguía siendo todo, y que las posibilidades de ser aquel todo que se quiso ser se perdían en el no querer ser aquel todo, mientras no compriendía nada.
Lo miró... seguía allí... no podía entender que no era este momento para permanecer demasiado tiempo en una misma situación, que tenía que marcharse... Recordaba, ahora, aquella primera noche de placer... no era posible... habían preferido esperar...
- Te dije que no se lo dijeras -Dijo mientras mantenía los ojos cerrados.
- Ya... -Sonó, lejana, una voz.
... Y ahora todo estaba perdido; no había nada más que hacer donde la nada estaba ya hecha...
Y él se levanto, dijo adiós, se giró y se fue... Ella permaneció sentada en el sofá -esa era su vida entonces- sin ver que, tras el cristal, él daba media vuelta y retrocedía pensando, como ella, en ello.

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